Gabriel García
Márquez
Latinoamérica puso este domingo punto final a
una Semana Santa, que además del habitual balance trágico por
accidentes, estuvo marcada por la tristeza ante la muerte de un gran escritor, novelista,
cuentista,
guionista,
editor y periodista
colombiano
Gabriel García Márquez.
El escritor colombiano murió a los 87 años de edad, en
Ciudad de México, en el Jueves Santo, tal como Úrsula Iguarán, uno de los
principales personajes de su obra “Cien años de soledad”, icono del realismo
mágico.
Tras conocerse su fallecimiento, las señales de duelo fueron
protagonistas en los días de la Semana Mayor, como manifestaciones
previas al gran homenaje al Premio Nobel de Literatura de 1982 que tendrá lugar
este lunes en la capital de México, donde residía. Siempre lo recordaremos como
el famoso tanto por su genialidad como escritor así como por su postura
política.
En el homenaje están presentes los presidentes de Colombia, Juan Manuel Santos, y de México, Enrique Peña Nieto, que despiden con sentidas palabras al autor de 'Cien años de soledad'.
El reciente fallecimiento del Nobel de Literatura Gabriel García Márquez ha originado centenares de artículos periodísticos sobre las múltiples facetas de su larga y fructífera vida. En este, trataremos de hacer un breve resumen de lo que se sabe acerca de su salud (en realidad muy poco) y la causa de su muerte.
Un pasaje de su vida, famosamente relatado por él mismo
durante el Congreso Internacional de la Lengua Española en Cartagena de Indias en el
2007, nos revela un factor
de riesgo sobre su salud: el uso del cigarrillo.
Allí tuvo su revelación y descubrió que si quería que sus historias tuvieran impacto, tenían que ser creídas, primero, por él mismo, es decir tenía que contarlas “con seriedad”. Dio media vuelta, regresó a México y se encerró durante 18 meses, escribiendo 12 horas seguidas y fumando seis paquetes de cigarrillos por día. El resultado fue su obra maestra “Cien años de soledad”.
El próximo evento importante en su salud se produjo en 1999,
cuando Gabo (así lo apodaban desde que Eduardo Zalamea Borda, subdirector del
diario El Espectador, comenzara a llamarlo
así.)Fue diagnosticado con la enfermedad que originó su muerte, una enfermedad
que los medios de comunicación informaron como cáncer del sistema linfático. En
medicina, los cánceres del sistema linfático se llaman linfomas, los cuales son
de dos tipos; linfomas de Hodgkin y linfomas non-Hodgkin. Es muy probable que él haya sufrido de
la segunda variedad pero nunca se informó el subtipo de linfoma que lo afectó.
Al parecer, recibió quimioterapia, ignorándose si además
recibió radioterapia, un tratamiento que frecuentemente acompaña al primero. Sabiendo
que la quimioterapia puede afectar la función cerebral, causando una condición
llamada “cerebro de quimioterapia”, la cual produce una pasajera disminución de
las facultades intelectuales, pero que puede persistir durante muchos años
después de haber terminado el tratamiento. Gabo entró en remisión de su linfoma
y se mantuvo activo durante los 15 años trascurridos desde que se le diagnosticó
la enfermedad.
En lo personal.
Descansa en paz maestro Gabo. En lo personal, seguiré
leyendo y releyendo sus obras, especialmente aquel poético pasaje en “El amor
en los tiempos del cólera”, en el que describe la evolución del chorro urinario
del Dr. Juvenal Urbino a través de los años, chorro que va de ser como un
“manantial de caballo” en su juventud “tan definido y directo que en el colegio
había ganado varios torneos de puntería para llenar botellas” a convertirse en
un chorro “que se hizo oblicuo, se ramificaba, y se volvió por fin una fuente
de fantasía imposible de dirigir, a pesar de los muchos esfuerzos que él hacía
por enderezarlo” en su vejez.
En mi humilde opinión, no existe mejor descripción literaria
de los síntomas causados por el crecimiento de la próstata, y creo que ese
pasaje debería ser lectura obligatoria para todo estudiante de Medicina.
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